
Después de Budapest iniciamos una fase de mucha carga y baja intensidad. No podemos olvidar que nuestro principal objetivo es el Campeonato de Europa que se celebra en Bath a finales de agosto, de manera que llegamos a Sarasota sin una preparación específica para rendir al máximo. Aún así, nos marcamos varios objetivos de ejecución y un objetivo de resultado claro: clasificarnos para la final.

En la prueba de natación nos habíamos marcado el objetivo de comenzar fuertes la prueba para corregir lo que nos había pasado en las últimas carreras. Cumplimos con lo pautado, además de nadar con una técnica bastante buena, y logramos la mejor puntuación de nuestro grupo empatados con otra pentatleta. Fue un buen inicio.
Después tocó esgrima, uno de nuestros puntos débiles. Comenzamos la prueba bastante mal, pero a base de insistir y centrarnos en las tareas, logramos revertir la situación acabando con un balance de 13 victorias y 15 derrotas. Muy bien.
El jueves de descanso volvimos a nadar y descansamos por la tarde. El pie dolía mucho y Marta estaba bastante preocupada. El viernes, la final. Esgrima, natación, hípica y combinada.
De la final cabe destacar la cuarta posición lograda en la natación. En el resto de disciplinas el rendimiento estuvo por debajo de lo esperado. Los nervios, la desconfianza, como afectó el dolor en el pie en la concentración y la inexperiencia impidieron que pudiéramos disfrutar un poco más en la final. Finalizamos en la última posición debido a los 0 puntos logrados en la hípica.
En definitiva, la valoración es muy positiva. La decepción en la final nos da más fuerza para seguir de cara a la próxima Copa del Mundo en Roma, intentar volver a clasificarnos para la final y, una vez allí, demostrar de lo que somos capaces.
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